Nunca había oido hablar de NSC, pero hay cosas que cuando proceden de alguien que aprecias y valoras, toma más poder. Así que, a iniciativa de una mano amiga, empecé a indagar sobre NSC y las heridas emocionales.
Cualquiera que haya vivido un poco tiene de cicatrices… y yo tengo algunas que han sido especialmente dolorosas… Así que decido tener una terapia de NSC para calmar ese dolor que unas veces anda más escondido que otras.
No voy a negar que llegado el día sentía nervios, dicen que el inconsciente anticipa… Sin embargo, me sentí muy cómoda en todo momento. Sobre todo porque sabía que no tenía que rememorar historias dolorosas de esas que cierran la garganta.
Darme cuenta cómo mi cuerpo habla a través del testaje muscular mostrando esos momentos difíciles en mi vida y ver cómo con alguna aguja o simplemente con luz son borradas las memorias no integradas, y sanando las heridas que pudiesen quedar, aún sin ser yo consciente de alguna de ellas.
A medida que el proceso avanzaba mi cuerpo va sintiendo diferentes sensaciones y emociones que poco a podo fueron dejando paso a la calma y la serenidad.
Me sorprendió observar como, a través del Patrón natal, mi personalidad era puesta al descubierto. Después he ido indagando en cada uno de los aspectos que forman mi patrón y que me están ayudando para conocerme y aceptarme mejor a mí misma.
Así, no fue de extrañar que, en la segunda consulta con Curro, oír de su boca “Rosana, estás muy bien….no tienes ninguna cicatriz emocional”…. Y la verdad es que tras la primera consulta, he ido sintiendo progresivamente una “paz interior” y un “equilibrio” que nunca había sentido con tanta claridad….sin saber, que lo que estaba ocurriendo era que mis cicatrices estaban sanando.